En el Jardín del Tiempo Eterno
Volví a esa escena eterna,
de aquella niña, tímida y miedosa,
que florecía a través de su imaginación.
Sus alas doradas adornaban su alma,
su vestido de princesa combinaba
con el color de su interior.
Nunca supo de límites,
su reino no tenía fronteras,
su corona, forjada en la intuición.
Era la reina de su propio mundo,
la soberana de la libertad,
erudita de la magia,
una guerrera preparada para la paz.
Volví porque puedo esconderme
en un disfraz de tormento,
detener miles de años
en un instante fugaz.
Pero nunca podré ocultar mi luz,
esa estrella que guía en la oscuridad.
Yo soy el espacio y el tiempo,
muerte y vida,
el eterno retorno, el origen y el final.
Al asimilarlo, me completo,
culmino un ciclo
y vuelvo a comenzar,
esta vez será consciente, hoy,
es todo aquello que pretendí alcanzar.